Mi palabra al enemigo es: “No”

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1
Mi palabra͜ al enemigo͜ es: “No”,
Mas al Padre digo:͜ “Amén”,
Para que Su plan se cumpla
Su consejo seguiré.
Cuando cumpla Tus mandatos
Dame, Dios, Tu͜ autoridad;
Y Tu͜ Espíritu me͜ ayude
A cumplimentar Tu plan.
2
Mi palabra͜ al enemigo͜ es: “No”,
Mas al Padre digo:͜ “Amén“.
Es mi actitud eterna,
Que͜ el Señor conmigo͜ esté.
Para que cuando͜ obedezca
No͜ interfiera Satanás;
Cuando͜ escucho Tus mandatos
Cúbreme con Tu piedad.
3
Mi palabra͜ al enemigo͜ es: “No”,
Mas al Padre digo:͜ “Amén“.
Aunque͜ oprima͜ el sufrimiento
En todo͜ obedeceré.
Si͜ el Señor me salva͜ y guarda
Mientras yo le sigo fiel,
No me pueden los ataques
Ni las pruebas detener.
1
Pedro Menéndez

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Nuestro ser, nuestro yo, nuestra vida natural, nuestra carne, el pecado y Satanás son una sola entidad. Son como muchos huevos en un solo nido. Es posible que en un nido el ave guarde varios huevos. Después de que estos huevos sean incubados, formarán una familia, una entidad. Nuestro ser, nuestro yo, nuestra vida natural, nuestra carne, el pecado y Satanás son como una familia en un nido. Morir al yo significa morir a toda la familia.

Ésta es la razón por la cual el Señor dijo en Mateo 16: “Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (v. 24). Negarse a uno mismo es morir al yo. Las primeras dos líneas de un himno traducido por el hermano Nee expresan este mismo pensamiento: “Mi palabra al enemigo es: ‘No’, / Mas al Padre digo: ‘Amén’ ” (Himnos, #396). Decir “no” a Satanás es morir al yo. Cuando morimos a nuestro yo, damos fin a nuestra vida natural, a nuestra carne, al pecado y a Satanás. Cuando morimos a nuestro yo, Satanás es derrotado. Ésta es la razón por la cual Satanás le teme a la cruz.

Tomado de: El Dios Triuno es vida para el hombre tripartito

Capitulo 13 (LSM)