En el Nuevo Testamento

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1
En el Nuevo Testamento
El Espíritu͜ es vital;
Nos da vida fresca͜ y nueva
Mas la letra matará.
Dios no cuenta la͜ obra͜ externa,
Sólo lo del interior,
No͜ es servir según la letra,
Sino vida͜ impartir hoy.
2
No por enseñanza͜ externa,
Mas por Su santa unción;
No sirviendo por lo͜ externo,
Mas por la͜ interna visión;
No por reglas de los hombres,
Mas la͜ interna͜ y celestial;
No por decisión humana,
Mas por Su͜ interno guiar.
3
No por la religión muerta,
Mas a Cristo͜ hay que vivir;
No͜ infundiendo te͡ología,
Mas Su vida impartir;
No tan sólo las doctrinas,
Mas a Cristo predicar;
No los dones o los ritos,
Sino Cristo͜ en re͡alidad.
4
No la͜ adoración externa,
Más la͜ interna re͡alidad;
No del Cristo objetivo,
Mas del Subjetivo͜ hablar;
No tan sólo la͜ Escritura,
Mas espíritu͜ y verdad;
No͜ en la carne esforzados,
Mas sirviendo͜ en novedad.
1
P.A.M.N

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La Biblia revela que el hombre es un ser tripartito que posee un espíritu y un alma y un cuerpo (1 Ts. 5:23). Hace una distinción clara entre estas tres partes (Lc. 1:46-47; He. 4:12; Fil. 1:27). Teniendo un cuerpo, el hombre posee conciencia en cuanto al mundo y puede tener contacto con el mundo material. Teniendo un alma, el hombre posee conciencia de sí mismo, la cual le concede su personalidad, su yo (Mt. 16:26; comp. Lc. 9:25), y es capaz de razonar, escoger y responder emocionalmente. Teniendo un espíritu, el hombre posee conciencia en cuanto a Dios, y puede tener contacto con el Dios Triuno, así como recibirle y adorarle (Jn. 4:24; Ro. 8:16; 2 Ti. 4:22). Dios es Espíritu (Jn. 4:24), y cuando formó al hombre (Gn. 2:7), lo creó con un espíritu (Zac. 12:1). Si el hombre no tuviera un espíritu, no podría tener contacto con Dios.

Es en nuestro espíritu donde nacimos de nuevo (Jn. 3:6); es en nuestro espíritu donde fuimos vivificados (Ef. 2:5; Ro. 8:10); es en nuestro espíritu donde mora Dios (Ef. 2:22; 2 Ti. 4:22; Ro. 8:16); es en nuestro espíritu donde somos unidos al Señor (1 Co. 6:17); y es en nuestro espíritu donde nos ponemos en contacto con Dios y le adoramos (Jn. 4:24). Ahora debemos andar y tener todo nuestro ser conforme a nuestro espíritu: sirviendo en nuestro espíritu (Ro. 1:9), orando en espíritu (Ef. 6:18), siendo llenados en espíritu (Ef. 5:18), viendo la revelación de Dios en espíritu (Ef. 1:17; 3:5; Ap. 1:10; 4:2; 17:3; 21:10), teniendo comunión con los hermanos y hermanas en espíritu (Fil. 2:1), y siendo edificados juntamente con otros para ser una habitación de Dios en espíritu (Ef. 2:22).

Sacado de parte del prefacio del libro:

Nuestro Espíritu Humano

Por Witness Lee (LSM)