He de ir sin fruto alguno

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1
¿He de ir sin fruto͜ alguno
Que presente͜ a mi Señor?
¡No le llevo ni͜ un trofeo
Ni servicio de valor!
 
¿He de ir sin fruto͜ alguno?
¿He de ver a Cristo͜ así?
Con el tiempo mal gastado,
¿He de presentarme͜ allí?
2
Hoy la muerte no me͜ asusta:
Cristo͜ es ya mi Salvador;
Nada yo por El he hecho,
Esto, sí, me da dolor.
3
Darle todo yo quisiera
De los años que perdí,
A mi Salvador los diera
Sin medir el precio͜ aquí.
4
Sigue͜ al día negra noche,
¡Trabajad cuando͜ haya luz!
Para evadir reproches,
Trae las almas a Jesús.
1
Un Hermano En: P.R.

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En Éxodo 23; 14 y15 Jehová Dios le dice al pueblo de Israel que: Tres veces al año me celebrarás fiesta. La Fiesta de los Panes sin Levadura celebrarás; como te mandé, siete días comerás panes sin levadura, en el tiempo señalado del mes de Abib, pues en ese mes saliste de Egipto. Y ninguno se presentará ante Mí con las manos vacías.

En Deuteronomio 16:16 y 17 le vuelve a decir a su pueblo Israel: Tres veces cada año se presentarán todos tus varones delante de Jehová tu Dios en el lugar que Él escoja: en la Fiesta de los Panes sin Levadura, en la Fiesta de las Semanas y en la Fiesta de los Tabernáculos. Y ninguno se presentará delante de Jehová con las manos vacías; cada uno dará según pueda, conforme a la bendición que Jehová tu Dios te haya dado.

Y en Romanos 15:16 el apóstol Pablo nos dice que que él fue llamado: "para ser ministro de Cristo Jesús a los gentiles, un sacerdote que labora, sacerdote del evangelio de Dios, para que los gentiles sean ofrenda agradable, santificada por el Espíritu Santo.

Lo que Pablo hizo al predicar el evangelio y ministrar a Cristo a muchos gentiles fue un servicio sacerdotal ofrecido a Dios, y los gentiles que ganó mediante la predicación del evangelio fueron una ofrenda presentada a Dios. Por medio de este servicio sacerdotal, muchos gentiles, que eran inmundos y contaminados, fueron santificados en el Espíritu Santo y llegaron a ser tal ofrenda, una ofrenda aceptable a Dios. Fueron separados de las cosas profanas y fueron saturados con la naturaleza y el elemento de Dios, y así fueron santificados tanto en posición como en su manera de ser (véase la nota 193 del cap. 6). Tal santificación ocurre en el Espíritu Santo. Esto significa que, basado en la redención de Cristo, el Espíritu Santo renueva, transforma y aparta para santidad a los que han sido regenerados al creer en Cristo.

Nota 2 de Romanos 15:16 de la Versión Recobro (LSM)